4 jun 2007

CUARESMA Y ASCESIS: VIDA Y PLENITUD


¿Tiene sentido la ascesis en nuestra sociedad postmoderna? ¿Deben mantenerse las prácticas tradicionales? ¿Cómo expresar hoy nuestra abnegación cristiana?. Podrá decirse que la ascesis por motivos religiosos está de capa caída, pero es evidente que hay muchas personas que son capaces de hacer grandes sacrificios por ideales que se nos antojan de segunda o tercera categoría. Esto es lo que yo veo casi a diario, pero se que hay gente que se apunta a los gimnasios o que sigue una dieta estricta para mantener una figura esbelta. Nada de grasas, nada de alcohol, atención con los dulces, viva la dieta mediterránea. Y en este plan. Sé que algunos lo llevan con deportividad, pero otros muchos toleran estos sufrimientos por el placer, bastante incoherente, por cierto, de rebajar un par de kilos o de "estar en línea"

Cuando uno contempla algunos cuadros del Bosco es que representan procesiones de flagelantes. Las imágenes con las que tradicionalmente se han presentado la ascesis cristiana resultan extrañas a la sensibilidad religiosa actual. Más aún, con frecuencia bloquean el descubrimiento de algo esencial para la fe: la cruz de Cristo como consumación de una vida entregada.
En la mentalidad popular el término ascesis (que en griego significa ejercicio, entrenamiento) se asocia instintivamente con prácticas que parecen anacrónicas o poco saludables. Todo esto nos obliga a distinguir con nitidez las formas de la ascesis y el sentido que ésta tiene en el conjunto de la existencia cristiana.

La Iglesia actualmente tiene una visión de la existencia cristiana que arranca de la experiencia de la gracia. Existe una reflexión suficiente sobre el qué de la existencia cristiana, incluso sobre el cuándo (los retos de nuestro momento "fin de siglo"). Pero nos falta lucidez acerca del cómo. Cuando el cómo no se aborda con la misma radicalidad que el qué o el cuándo podemos incurrir en dos peligros. El primero consiste en considerar que la cuestión de los medios es muy secundaria, que pertenece al terreno de lo mudable y que, cuando las bases están bien puestas, éstos surgen de manera espontánea sin necesidad de especiales estímulos. El segundo consiste en sacralizar algunas prácticas concretas como si tuvieran, por sí mismas, la virtud de producir efectos saludables. El sentido de la ascética tiene que ver con los aprendizajes y entrenamientos que los cristianos deben practicar para no hacer de la fe una gracia barata.
Solemos decir que la cuaresma es un tiempo para sentarnos de nuevo en los bancos de la "escuela primaria cristiana", un tiempo para entrenarnos en lo básico, aunque ya nos sepamos de carrerilla las cuatro reglas y tengamos una caligrafía más que mediana. Tal vez nos sea útil recordar algunos principios para que esta "vuelta a la escuela" sea provechosa.
El padre que quiere hacer de su hijo un buen guitarrista a base de hacerle tocar la escala cromática durante un par de horas diarias rápidamente comprueba que su hijo se cansa y cambia los trastes por la videoconsola. Un muchacho no invierte tiempo en algo que no lo haya seducido. Es más probable que uno se encierre en su cuarto hasta conseguir arrancarle a la guitarra un sonido aceptable después de haberse sentido embobado por el virtuosismo de Paco de Lucía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante la reflexion.
espero que sigan publicando mas cosas y sobre todo sobre oracion.